Las crisis emocionales después de acontecimientos privados (frustraciones, fracasos, pérdidas afectivas) o públicos (catástrofes naturales, guerras, atentados) han adquirido en nuestro tiempo una importancia decisiva. Entre el nacimiento y los 60 años, el 57% de los hombres y el 72% de las mujeres mostrarán en Occidente un descompensación pronunciada, y el 6% y el 15%, respectivamente, una grave.
Estas descompensaciones son tratadas en nuestro país tanto en centros de Atención primaria como en los especializados, y desde alli los pacientes son derivados a otros servicios. Las descomposiciones psicológicas pueden evolucionar hacia la cronicidad o, por el contrario, convertirse en una oportunidad excepcional para revisar una trayectoria vital con fragilidades que pueden mejorar con un adecuado tratamiento. El que se encaminen, o no, hacia la recuperación depende, en buena medida, de la atención que se ofrezc a.