La problemática que entraña la formación política como unidad dentro de la cual juega, hoy, un Estado sumamente debilitado, comportaría encontrarnos discutiendo sobre el sexo de los ángeles, cuando el hoy y aquí reclama respuestas que impliquen soluciones inmediatas para los excluidos y para quienes corren el peligro de ingresar al campo de estos últimos . Además, nos enfrentamos a una fractura social generalizada que determina una reestamentalización de la sociedad y un nuevo estadio histórico neofeudal. No obstante, este planteamiento resulta necesario porque interesa superar al actual diagrama de fuerzas que intenta consolidar una sociedad desigual e intrínsecamente injusta, y sustituirla por otra solidaria y fraternal.