Crisálida trata de la gran crisis humana. De la que nos afecta, por una parte, en términos económicos y morales: este es un álbum muy crítico con nuestra actualidad reciente. Pero por otra parta trata, sobre todo, de la grave crisis que impone subrepticiamente la vejez.
Como en un juego de espejos, y desde la primera página del prólogo, Carlos Giménez nos presenta a una pareja de sosias o dobles. Al primero, el tío Pablo, lo reconocerán rápidamente los seguidores del autor. El segundo, su amigo del alma Raúl, es la novedad y el detonante de una larga serie de reflexiones -y equívocos- sobre las miserias de la creación y las limitaciones de la senectud. Quedarán entonces dos opciones, encarnadas por sendos personajes: la decadencia o la muerte.
Sin lugar a dudas, Crisálida es el trabajo más íntimo y descarnado de Carlos Giménez. Una vuelta de tuerca inesperada a toda su obra, un álbum magistral que retrata, a tumba abierta, las tinieblas de cualquier etapa crepuscular y que no deja de sorprender hasta la última página.