Que sepamos, nunca hasta ahora se habían dado estos breves relatos con tal derroche de espacio y de tinta negra. Ni con un desbordamiento gráfico semejante: 31 artistas ofrecen aquí sus propias versiones de los crímenes No era tarea fácil, porque muchos de los cuentos contienen en si mismos imágenes poderosas que es inútil duplicar y de las que cuesta sustraerse. Todos los dibujantes, con alguna excepción, han escogido el texto que ilustran. Muchos de ellos son asiduos colaboradores de prensa, otros se dedican a la historieta, al libro infantil, a la publicidad y al cartelismo; otros son pintores y exponen sus obras regularmente en galerias.
Lo maté porque me dolía la cabeza. Y él venga hablar, sin parar, sin descanso, de cosas que me tenían completamente sin cuidado. La verdad, aunque me hubiesen importado. Antes miré mi reloj seis veces, descaradamente: no hizo caso. Creo que es un atenuante muy de tenerse en cuenta.
(Max Aub)