Una muchacha tranquila y estudiosa como lady Ivy Rutherford se contentaba con observar desde fuera las intrigas y los escándalos de la corte de la reina Eleanor. Pero entonces la reina decidió que Ivy era la mentora ideal para el reputado rompecorazones Roger Stancliff. ¿Cuál era su cometido? Convertir a aquel truhán en un perfecto caballero. Debería ser pan comido para una dama refinada como Ivy.Pero en cuanto comenzaron las lecciones, Ivy empezó a preguntarse quién estaba educando a quién.