La prosa de los tres autores es de primera categoría: Cortázar es el de siempre; Monrós-Stojakovi?, traductora de Cortázar al serbocroata, es ágil y ocurrente y da cuenta de la complicada situación en Belgrado durante las fechas de la correspondencia (1980 1983); Dunlop, la segunda esposa de Cortázar y co-autora de Los autonautas de la cosmopista, escribe en un español dubitativo pero muy expresivo, y lo que relata es, para los cortazarianos en especial, de enorme interés.
De gran calidad literaria, el hilo de esta correspondencia se articula en forma de relato auténtico, con final dramático, protagonizado en primera persona por Cortázar y Carol Dunlop, y ofrece, además, de primera mano, circunstancias biográficas inéditas.
Una historia de amor y amistad, un testimonio único de la pasión que Cortázar, Dunlop y Monrós sintieron por la literatura y por la vida, hasta su último aliento