Las cárceles españolas discriminan a las mujeres encarceladas. No solamente porque se las trate peor que a los hombres, sino porque el tratamiento es sexista. Las discriminaciones de las mujeres presas se han ido forjando y consolidando históricamente desde la aparición de las primeras instituciones de reclusión femeninas del siglo XVII. Poco a poco ha ido elaborándose un tipo de tratamiento penitenciario y un control disciplinario que ha definido el sujeto de mujer presa; una mujer transgresora de las leyes penales y también de las normas sociales que regulan lo que ha de ser su condición femenina. A lo largo de los siglos ha habido una forma diferente de castigar a los hombres y mujeres que han vulnerado las leyes penales, y este libro pretende mostrarlo y demostrarlo. Estudiar el mundo carcelario es muy complejo y resulta difícil no simplificar sus múltiples aspectos. Las cárceles son instituciones cerradas, aisladas, silenciosas y a la vez ruidosas, el encierro se mezcla con las ideas. En raras ocasiones las informaciones y los hechos que nos llegan sobre la cárcel responden a lo que ocurre en realidad. Lo que legisladores, políticos y profesionales pretenden que sea la cárcel y lo que es en verdad pocas veces coincide. Por eso, pretendo cuestionar la cárcel y sus mundos, contestarla con reflexiones, datos y alternativas. Este libro trata de desvelar ese intramuros carcelario tan desconocido, su espacio, su gobierno, su política y las personas que en él habitan, así como contribuir a llenar el vacío de investigaciones sobre las prisiones de mujeres y enriquecer el análisis de la pena de cárcel en nuestro país.