¿Estaría dispuesto a enfrentarse a sus miedos y tener una familia? Cuando la viuda Nan Kramer se vio obligada a enfrentarse a los hábitos delincuentes de su hijo Justin, no supo qué hacer. Aquellos dos años ocupándose ella sola del muchacho la habían llevado al límite. Pero entonces apareció un viejo amigo que le ofreció un hombro sobre el que llorar y mucho, mucho más... David Elliot se había dedicado a proteger a los Kramer después de sobrevivir al tiroteo en el que había muerto el marido de Nan y que a él lo había dejado con un enorme sentimiento de culpabilidad. Él siempre había creído que los policías no debían tener familia, pero en cuanto comenzó a ayudar a Justin, empezó también a sentirse atraído por la tranquila belleza y la fortaleza de Nan...