Aquel sincero y ardiente deseo terminará convirtiéndose en un fecundo viaje por los vastos territorios del Espíritu.
Cada pregunta que formulan y cada respuesta que reciben marca una etapa significativa del itinerario espiritual. Así, antes de comenzar es imprescindible identificar el fin al que se encaminan los pasos y comprometerse con la virtud de la constancia para perseverar en medio de las dificultades del camino. Después vendrá el discernimiento de las enfermedades que amenazan al espíritu, el modo de practicar la contemplación del amor de Dios, y la sensibilidad para distinguir entre la libertad personal y la acción de la gracia.