Esa nueva forma de enseñanza, que los anarquistas denominaron enseñanza racionalista, ha de conducir a la creación de hombres y mujeres nuevos, personas autónomas, libres, que piensen por sí mismas, rebeldes, inconformistas y con valores morales fuertes, tales como la solidaridad, el naturismo, el antimilitarismo y el internacionalismo.