Este es el tipo de libro que los poderosos desearían acallar, desacreditar o
destruir. No porque todos ellos sean corruptos, sino simplemente porque han
decidido, a conciencia y desvergonzadamente, amparar hasta las últimas
consecuencias a aquellos de sus filas que sí se han dejado tocar por la vara
de oro de los grandes hechiceros de la droga.
Los peces gordos, después de todo, viven más seguros en la vistosa pileta de
la plaza.