Rayne Kenyon, duque de Haviland, no tiene ningún interés en el amor, pero necesita un heredero, por lo que está obligado a casarse. Las damas de la alta sociedad no satisfacen sus requisitos, hasta que se decanta por Madeline Ellis, la hija solterona y carente de atractivos de un camarada espía que le salvó la vida. Rayne le pide a Madeline que se convierta en su esposa. Sin embargo, le pone dos condiciones: tendrán que estar juntos hasta que le dé un heredero y el amor nunca formará parte de su unión.