Al mismo tiempo, Conceptos contrarios propone un uso inteligente de la ciencia para otros asuntos, y sugiere varios conceptos propios de la práctica científica que deberían emplearse en otros ámbitos del pensamiento. La gran lección de la ciencia en general, y en particular de la física, es que desconfía de las ideas recibidas y de su inercia y sólo acepta los modelos explicativos en función de su aplicabilidad. Como nos sugiere con amenidad y rigor Lévy-Leblond a lo largo de su obra, sólo ampliando nuestro campo conceptual y revisando la validez de ciertas dicotomías podemos acceder a una mejor compresión de la multiplicidad de lo real.