Resulta cómico que otros pueblos de España, con una historia infinitamente más pobre y reciente que la andaluza, se autotitulen nacionalidades históricas excluyendo de tal mérito a Andalucía, la tierra que más sabios y artistas ha proporcionado desde la más remota antigüedad. Así lo testimoniaron griegos, cartagineses y romanos, que se asombraron del grado de desarrollo de los pueblos del sur de la Península.
Andalucía es percibida como tierra conquistada y derrotada. No es tomada en serio. Los tópicos de holgazanería e indolencia siguen pesando sobre nosotros. Solo servimos para hacer reír, nos desprecian. Perdemos centros de decisión política y económica, sin que se alcen voces para denunciarlo. Una masiva emigración de talento universitario descapitaliza cada año nuestra tierra. Y mientras, seguimos callados, dóciles.
Es hora de ir levantando nuestra conciencia. Este lúcido ensayo, que le descubrirá nuevas perspectivas de la historia y de la cultura andaluza, removerá muchas de las convicciones que hasta ahora tenía asentadas. De eso se trataba. Con permiso, ¡Viva Andalucía Libre!