En la selva no existe el silencio. Las víctimas aterrorizadas circulan rápido tratando de pasar desapercibidas. Los depredadores olfatean las presas y las persiguen, pues de ellas depende su existencia. Los semáforos cambian del verde al rojo y viceversa. El ruido de las llantas sobre el pavimento se hace sentir. Un claxon lanza su alarido. Una motocicleta hiere el tímpano de los transeúntes con su estridente sonido. ¿Cuáles serán las víctimas de hoy? La gran urbe ha creado sus propios reglamentos. Para que existan los depredadores debe haber víctimas. Son los efectos secundarios imprescindibles para mantener toda la fauna. Nuestros hijos crecen ¿Qué camino tomarán? En la vida hay víctimas y victimarios. Nuestro deseo es que sean buenos ciudadanos (víctimas) y no delincuentes sin conciencia que eligen el camino fácil (victimarios) ¿No sería mejor aconsejar el segundo? Cuatro jóvenes procedentes de cuatro hogares totalmente distintos se preparan para afrontar su destino entre alegrías, ilusiones y desengaños. Pero ese destino no se parecerá en nada a lo que ellos tienen en mente.
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