Las páginas que siguen son fruto de su esfuerzo. Es la oración en voz alta de un chico que abre el Evangelio. Acabó descubriendo su modo de hacer oración. Supo escuchar y sentirse escuchado, porque supo mirar al Sagrario con ojos de hijo de Dios. Utilizó sus palabras, su lenguaje, su modo de expresarse. A mí me han ayudado. A mí este chico, que decía que era incapaz de hacer oración, me ha enseñado cómo dirigirme a Dios ¡Ojalá te sirvan también a ti!