Este texto nace como fruto de la vasta experiencia de las autoras y de las
comprobaciones bibliográficas que han orientado su quehacer de tantos años.
En el libro se alienta y motiva a profesores y profesoras a revisar sus
prácticas pedagógicas para un buen desempeño en el aula, dándole énfasis a lo
humano y a lo valórico, sin descuidar la calidad y cantidad de los contenidos,
de las metodologías y del aprendizaje.
En él se describen las cualidades de un buen maestro y el cómo vivenciarlo de
modo que niños y jóvenes lo perciban y aprecien. Se postula que en la
evaluación de todo docente se deben tomar en cuenta tanto las conductas de
entrada de los estudiantes y los logros que pueden alcanzar en el área
cognitiva, como la percepción que ellos tienen de su actuar en lo emocional y
en sus relaciones interpersonales. Importancia adquiere también el vínculo
entre la escuela y los padres, así como el intercambio y fortalecimiento entre
profesores que reconocen una vocación común.