El libro pretende evidenciar el valor que tienen las comunidades que se basan en el aprendizaje y el intercambio de conocimiento por sí mismas. A través de la revisión del concepto y de su caracterización, podremos distinguir las CP de otros tipos de comunidades y grupos de trabajo o equipos de proyecto. De este modo, llegaremos a la conclusión de que no es necesario que las comunidades de práctica generen productos ni mucho menos que desarrollen ambiciosos proyectos. Porque su verdadero objetivo es compartir conocimiento, no crearlo. Partiendo de esta premisa y a través de los casos descritos y la propuesta de factores de éxito derivados de éstos, será más fácil conseguir que las comunidades de práctica funcionen. Esto es, que sus miembros aprendan. Compartir experiencias e intercambiar conocimiento es una actitud innata en el hombre. Cultivando comunidades de práctica lo único que perseguimos es propiciar que esta tendencia aflore.