Las imágenes que se incluyen en Como si fuera la última vez son de tres clases: fotogramas escogidos de las películas de Wim Wenders; fotos preparativas de Donata que ayudan a los técnicos a calibrar la luz, el ángulo, el grano de la imagen y otros detalles de la filmación; y fotos tomadas en las pausas de los rodajes, en medio de un descanso, cuando los rostros de los actores se olvidan unos instantes de su tarea. Pero todas ellas habitan un espacio común, el mundo de la representación subjetiva, todo superficie, piel tatuada por una conciencia que se conoce en la forma misma de escoger, ordenar y organizar los datos de ahí afuera: un rostro, un ademán, un muro desconchado, un tramo del malecón de La Habana batido por el mar, un sofá plantado de forma incongruente en medio de un aparcamiento.
El catálogo se completa con dos poemas de Wim Wenders y sendos artículos de la cineasta española Isabel Coixet y de la comisaria de la muestra, Cristina Carrillo de Albornoz.