Lo mío más que mariposas en el estómago, eran hormigas. Fuertes y llenas de picardía, algunas enfundando el miedo, otras la pasión y la locura. Conseguí al fin vomitarlas todas, por los andenes, en los vagones. Por las calles, en cada esquina. Bajo la lluvia, sobre la almohada. En forma de letras atrapadas y encerradas en este libro como pedazos de mí, para vosotros.