La videncia se ha impuesto como una realidad social innegable. Las encuestas revelan que más del 80% de los europeos creen en la existencia de los fenómenos paranormales, porcentaje que deja pasmados a los incrédulos. Emergiendo poco a poco de las brumas de la superstición, sale a la luz una videncia más afinada, más purificada, menos pretenciosa y más humana.