El sexo ha dejado de ser lo que era, y lo moderno (¡quién lo diría!) son los clubes de castidad. Pero la cruzada antisexual ya ha encontrado su dique: este libro. Porque, lejos de cualquier integrismo, sin pretender reivindicar valores periclitados en nuestro apasionante, despiadado y competitivo mundo actual, proclama el valor del sexo con un argumento de hoy: ¡fornicando se adelgaza!