Hay casos que nunca se cierran, crímenes que nunca se olvidan, imágenes que vuelven una y otra vez, nos acechan, se incrustan en nuestro corazón, como un clavo cuya herida no hay manera de curar.
El comandante Revel jamás renunciará al caso Porte. Han transcurrido diez años pero jamás dejará de buscar al asesino del matrimonio que regentaba el bar Les Furieux y que murió acuchillado una noche de diciembre.