El problema es que en dos minutos no puede suceder nada realmente importante, ¿verdad?
Es imposible que Claudia, la esquiva amante de las bicicletas, pueda en tan poco tiempo creer en el amor. Eso son bobadas.
Tampoco es probable que la chica nueva, Emma, logre que ella y Lucía se conviertan en sus mejores amigas. Son, sencillamente, polos opuestos y Claudia no puede perder ni un suspiro pensando en ello.
Sin embargo, Anselmo necesita solo diez segundos para hacerla caer de la bicicleta... y detenerle el corazón con una mirada. Pero, ¿quién es en realidad ese chico que persigue el viento por las enrevesadas calles de Roma?