Después de la literatura, la segunda patria de José Luis García Martín es el viaje. En sus exploraciones, urbanas y humanas, el reloj se ralentiza y avanza de un modo menos apremiante, ante la oferta continua de novedad y asombro. El viaje es para él la realidad aumentada, y su elemento amplificador no podía ser otro que la literatura. Los escritores y el rastro que dejaron a su paso, real o imaginado, los lugares donde vivieron o murieron, las palabras e historias que quedaron en sus libros, todo ello es materia para el homenaje, la elegía, la inspiración o la mixtificación (también la realidad se inventa).
Se ha servido García Martín de inmejorables colegas para orientarse en los nueve viajes que componen «Ciudades de autor». De la mano de Mauriac y Moratín visita, y reinterpreta, Burdeos; escruta también la intimidad de la Lisboa de Gómez de la Serna y Colombine, el Turín de Nietzsche y de Pavese, el Oporto de Eugénio de Andrade y de Florbela Espanca, el Palermo de Sciascia y Lampedusa, La Habana de Valente y de Lezama, la Nueva York de Camba y Juan Ramón, la Praga de Marina Tsvietáieva y Clara Janés o el París de Colette y Julien Green.
La serie «Historias de hotel» pertenece a esa otra vena tan martiniana del relato fantasmagórico o misterioso, unos peculiares encuentros a los que tampoco falta nunca a su cita la literatura.