En la primavera de 2016 empieza a urdirse un atentado terrorista contra Barcelona. Pero sus autores no son yihadistas, o al menos no lo son en realidad: el trasfondo real es una operación especulativa a gran escala. Un ataque contra el turismo supondrá la caída de los precios del suelo y la propiedad inmueble en general. Al final, la operación no tiene lugar debido a una serie de felices acontecimientos inesperados.
Pero eso que se percibía como algo casi milagroso, termina siendo un metamilagro o conjunto de complicaciones que comporta un milagro o resultado que inicialmente era considerado altamente positivo.