El doctor Samuel Fergusson, sabio y explorador inglés, acompañado por su criado Joe y por su amigo Dick Kennedy, decide atravesar el continente africano, que hasta ese momento sólo era conocido de modo fragmentario, usando un globo hinchado con hidrógeno. Un dispositivo de su invención, que permite subir o bajar a voluntad sin perder gas o echar lastre en busca de corrientes favorables, convierte al globo en un aparato dirigible.