Manuel Acuña no se mató. Lo asesinaron.
Dice la historia oficial que, a sus veinticuatro años, el poeta Manuel Acuña se suicidó ingiriendo cianuro en su habitación de la Escuela de Medicina el 6 de diciembre de 1873. Añade la tradición que fue a causa del desamor de Rosario de la Peña, a quien le dedicó un célebre poema en cuyos versos finales puede, sin demasiada suspicacia, interpretarse una despedida de ella y del mundo. Pero la verdad es otra.
Casi un siglo y medio después, en esta época y en este México, la descubrirá Gardel, un gatillero honesto según su propio código moral, que es contratado por una anticuaria para investigar sobre un par de objetos encontrados en un mueble que perteneció al poeta: una carta y una llave. La encomienda llevará a Gardel al encuentro con insospechados familiares de Acuña, con el siglo XIX mexicano, donde sentó sus reales el crimen organizado a través de bandas tan peligrosas como La Sociedad Siniestra, y con balas del siglo XXI, disparadas contra él y sus asociados Gavilán y Formosa para quitarlos de en medio en un camino que podría llevar a cuantiosas riquezas largamente ocultas.
Manuel Acuña no se mató. Lo asesinaron.
Dice la historia oficial que, a sus veinticuatro años, el poeta Manuel Acuña se suicidó ingiriendo cianuro en su habitación de la Escuela de Medicina el 6 de diciembre de 1873. Añade la tradición que fue a causa del desamor de Rosario de la Peña, a quien le dedicó un célebre poema en cuyos versos finales puede, sin demasiada suspicacia, interpretarse una despedida de ella y del mundo. Pero la verdad es otra.
Casi un siglo y medio después, en esta época y en este México, la descubrirá Gardel, un gatillero honesto según su propio código moral, que es contratado por una anticuaria para investigar sobre un par de objetos encontrados en un mueble que perteneció al poeta: una carta y una llave. La encomienda llevará a Gardel al encuentro con insospechados familiares de Acuña, con el siglo XIX mexicano, donde sentó sus reales el crimen organizado a través de bandas tan peligrosas como La Sociedad Siniestra, y con balas del siglo XXI, disparadas contra él y sus asociados Gavilán y Formosa para quitarlos de en medio en un camino que podría llevar a cuantiosas riquezas largamente ocultas.