¿Para qué sirve, entonces, la ciencia ? Su respuesta es tajante : «La finalidad de la ciencia, y su valor, son los mismos que los de cualquier otra rama del conocimiento humano. Ninguna de ellas por sí sola tiene finalidad y valor. Sólo los tienen todas a la vez». Y es que, según nuestro sabio, por encima de cualquier otra cosa debemos permanecer fieles a la enseñanza del dios délfico : «Conócete a ti mismo». Este pensamiento es el que rige este breve y sustancioso ensayo, reflexiones que Erwin Schrödinger expuso en febrero de 1950 en cuatro conferencias patrocinadas por el Dublin Institute de Estudios Superiores de la University College de Dublín, bajo el título de «La ciencia como parte integrante del humanismo».