Cien Décimas y Cien Sonetos plasma la rebeldía del poeta frente a la arbitrariedad y banalidad de los sistemas que maniatan y reducen la libre expresión y la creatividad de las personas, supeditándolas a vivir en la indignidad y el sometimiento. Asimismo, la obra le descarga de la mala emoción vivida, le permite sanear las memorias, y contribuye a una cierta curación de los quebrantos sufridos en sus experiencias vitales. Las ideologías y los poderes pervierten, sin sentido, el legítimo y auténtico propósito de la existencia humana, que no es otro que conseguir la felicidad y la plenitud de los excepcionales ?sintientes?, en su irrepetible singladura, inmersos en la grandiosidad y belleza de los universos.