En su breve y fulgurante carrera desarrollada en la década de los sesenta, Swan proveyó a una clientela elegante. Para ello se movió entre Bogotá y los clubes nocturnos de Nueva York e ideó tretas ingeniosas para burlar a los federales. Mientras creaba maniobras de distracción genuinamente barrocas y sobrevivía gracias a su ingenio y fortuna, descubrió en el camino un mundo peligroso y desbocado que Robert Sabbag evoca con extraordinaria fuerza y humor. Este fascinante relato es una desaforada visión de primera mano de un submundo poblado por dementes y desgarrado por la paranoia. El resultado es un libro esclarecedor y salvaje que influyó a toda una generación de escritores y traficantes.