Querido aprendiz: he querido sintetizarte aquí lo que, como aprendiz, he ido entendiendo a lo largo de estos años, por si te fuera de utilidad en tu práctica. Entiende éstas mis charlas como las de un aprendiz a otro aprendiz, ya que nadie deja de ser principiante y realmente nadie tiene nada que enseñar. Más bien son manifestaciones, que espero las encuentres honestas y frutos de mi mente-corazón. Tú eres quien yo soy, y yo quien tú eres. Por ello, de ignorante a ignorante, coge de aquí lo que te sea útil, y lo demás déjalo.
No intentes utilizarlo como guía de enseñanza, sino más bien como gritos a tu corazón para que se despierte, pues allí reside tu verdadera guía. Como sabes, querido amigo, somos todos buscadores de un camino que se hace en cada paso, tienes ansia de lo eterno, y esto te hace salir de las sendas ya trilladas y pasar y atravesar por lugares menos transitados. Para ello, los ecos de las palabras de los grandes maestros, particularmente de los maestros fundadores, Buda y Jeshua, han de ser recibidos como focos en tus pisadas. Has decidido ser libre de dogmas y ataduras, al tiempo que te inclinas ante la sabiduría que han dejado para tu aprendizaje todos los que te precedieron.