De Martí a Lezama, estos son los dos puertos del camino que trazan las Cávilas del poeta Reynier Piñeiro (La Habana, 1984). Laberinto de homenajes a sus quimeras poéticas, que parecen oprimirlo al mismo tiempo que lo seducen. Como un ritual de iniciación, los versos se abren barrocos para encontrar, a través de sucesivas horadaciones metafísicas y eróticas, la voz descarnada ??menos pielada??, donde es devuelto a lo esencial, lo sempiterno, al fósil y al verde primigenios; motivos que recorren su obra. Estas Cávilas también son la rememoración de un vínculo angustioso con la ciudad envilecida; una Habana que ofrece sus oropeles a destiempo y cercena a sus amantes. De los vaticinios proferidos en sus ?Enjuiciamientos?, arraigados en el fatalismo judeocristiano, a los poemas de ?Cávilas en el caos?, se comprueba una transfiguración del joven poeta, quien ha abandonado la aventura del lenguaje para llegar ?conciliado y sin armas?, a la certeza de que la trampa en el espejo solo puede adivinarse al dejarse caer.