Si la teología es reflexión sobre la experiencia de fe, debe ser una reflexión que ayude y motive. Por eso, a quien él se dirige de manera preferente en sus escritos, es al militante cristiano: intuye que la dureza de la realidad es desmovilizadora, e intenta que la teología sea factor de renovación de la esperanza (y no sólo pura razón teórica de dicha esperanza).
Esta tarea, la lleva a cabo J. I. González Faus conforme a un enfoque epistemológico y un método original, que bebe en su espiritualidad ignaciana: recuperando la centralidad de Cristo que cuestiona y relativiza nuestros intereses; salvando la proposición del prójimo, antes que entrar en condenas estériles; y aceptando -y agradeciendo- los aspectos dialécticos y paradójicos de la existencia humana. Una teología, en suma, que busca facilitar la opción por ser cauces de la Misericordia, y acompañar a vivir la alegría de la transformación personal que ello conlleva.