Catalina de Aragón, esposa de Enrique VIII y reina de Inglaterra, es un personaje sorprendente y esencial para comprender un capítulo importantísimo en la historia de Europa: la separación de Inglaterra de la Iglesia de Roma. Hija de los Reyes Católicos, se trasladó a Inglaterra a los dieciséis años para casar con el príncipe Arturo, cuyo matrimonio, por oscuras razones que en parte se desvelan en este libro, no llegó a consumarse. Viuda y virgen, casó con Enrique VIII, hermano de su difunto esposo, ambos profundamente enamorados como queda patente en este relato. El feliz matrimonio duró más de quince años, durante los cuales Inglaterra pasó de ser una corte de guerreros y rústicos terratenientes a un emporio de cultura y refinamiento, precisamente gracias a Catalina de Aragón, que amparó a los principales humanistas europeos, tales como Erasmo de Rotterdam y Juan Luis Vives. En esta obra, José Luis Olaizola, con su habitual rigor histórico, nos explica el proceso por el que Enrique VIII, príncipe adornado con toda clase de virtudes, acaba convirtiéndose en un tirano feroz que comienza por repudiar a Catalina de Aragón, su gran amor, para contraer sucesivos matrimonios, y terminar degollando a dos de sus esposas, Ana Bolena y Catalina Howard, y a sus más fieles amigos. Enrique VIII llegó a tener seis esposas, pero ninguna tan esplendorosa ni con una vida tan novelesca como la de Catalina de Aragón.