Una casa para siempre empieza con un crimen pasional -nocturno y resentido- perpetrado por un famoso ventrílocuo retirado. Pero esta no es la historia del asesinato, ni de la huida del culpable. Esta es la historia acerca de las voces que el narrador, el mismo ventrílocuo, ha tomado a lo largo de toda su vida y de cómo su propia voz ha quedado diluida a la sombra de todos aquellos relatos que alberga en su memoria; una historia que nos enseña cómo la única casa para siempre es la ficción.
La crítica ha dicho...
«Una nueva y brillante lectura sobre la multiplicación de voces y vidas que somos cada uno de nosotros.»
Mercedes Monmany, La Vanguardia
«...esa formidable mutación fractal de novela-en-cuentos que es Una casa para siempre.»
Rodrigo Fresán, Letras Libres