Éste no es un cuaderno haikus, aunque alguno haya en él. Hubiera querdido. Serlo. Es, cuando más, una manifestación de ese deseo: un cuaderno de poemas breves. Pero el haiku fue su punto de partida y en torno a él, o a lo que de él le resultó accesible, gravita, dice Orlando González Esteva. No el haiku como forma poética sino como poética, que en el caso d eeste género d eescritura, y a diferencia de lo que ocurre con las forams poéticas occidentales, casi supone una forma de vida, Quien insiste en el haiku no fatiga una estrofa; madura una forma de ser (...). Entre los haikus de Kobayashi Isa traducidos por Octavio Paz hay uno por el que siento predilección: Maravilloso:/ver entre las rendijas/la Vía Láctaea. Más que un testimonio de perplejidad gozoasa ante las relaciones entre lo mínimo y lo desmesurado, lo inmediato y lo remoto, el confinamiento y la suprema holgura, la intimidad y la infinitud, suele antojárseme una seurte de poética enraizada en ese género de realciones. No conozco libertad creadora más gratificante que aquella que he experimentado a través de un sometimiento voluntario a las reglas más estrictas.