Las comunidades volvieron a ser tribus y las tribus querían sangre.
Siria, época actual. Una guerra civil estalla en el país. Ya nadie quiere someterse a un régimen corrupto, pleno de ostentación e ineptitud, pero tampoco nadie parece tener la capacidad de instaurar un nuevo gobierno que actúe de manera distinta. El ambiente se enrarece, la represión alcanza límites inverosímiles, como el de bombardear manifestaciones. La crueldad se adueña de las calles y todos parecen tener cuentas por cobrar.
En medio de esta debacle, una mujer nacida en México pero con fuertes raíces familiares en Siria viaja al país y permanece ahí durante meses, hasta que se ve obligada a salir, prácticamente huyendo. Esa visita la acerca a familiares queridos y odiosos, y a una cultura que creía olvidada, pero también la lleva a enamorarse de un hombre que para ella es todo ternura, erotismo, gentileza, aunque su oficio sea en principio el de ser un informante oculto pagado por el gobierno, luego un torturador, luego un verdugo. ¿Es posible amar a un país así, a un hombre así, cubiertos de sangre fraterna que no cesa de derramarse?