La teoría sabemos cómo la hemos de exponer, cómo transmitirla, aunque parte de ella pueda y deba ser desarrollada ahora a través de la práctica. Tales ejemplos, antes de ser ofrecidos para su estudio, han de ser elaborados, creando ejemplos imaginarios que si se hubieran dado alguna vez en la realidad en términos parecidos, se habrían visto contemplados en esta disciplina en su tiempo y de su ubicación geográfica.
Cada caso, se expone por una vía directa, epistolar, a través de la cual alguien (un desconocido, un amigo, un familiar o un cliente), interesado por una cuestión de naturaleza jurídica o agobiado por un asunto de alcance judicial, hace una consulta a quien entiende este campo (un mero "sabedor", un jurista teórico, un abogado) para pedirle una opinión, un consejo o un dictamen, lo que obliga al destinatario (en cuyo lugar se sitúa el alumno, futuro jurista) a buscar en ese Derecho una respuesta. Y para ello debe empezar por identificar las fuentes donde hallar ésta, atendiendo a las coordenadas de tiempo y espacio y teniendo en cuenta el orden de prelación de ellas vigente en cada lugar.
En esta "Guía de clases prácticas" el autor propone que el estudiante se familiarice con las herramientas que tendrá que utilizar en su actividad profesional futura y con la forma de usarlas: aprender a buscar la información, recurrir al proceso lógico de la interpretación, explicar la solución con claridad expositiva, saber polemizar y rebatir argumentos contrarios.