Argumento de Carlos V Músico
Encuadernación: Rústica
Colección: Historia, viajes; 8
Constituye un curioso y cuidado estudio de una de las aficiones que el Emperador cultivó a lo largo de toda su vida: la música. Una temprana vocación, alimentada por su tía Margarita, también melómana, y guiada por el gran organista Henry de Bredemers, fue evolucionando en un Carlos niño que tomaba la espineta y el clavicordio tan pronto como se veía libre de otros estudios, y pronto pasó a intentar la composición. Bredemers dirigía con sabia mano los pequeños conciertos en los que, junto a sus hermanas Leonor, María e Isabel, se ejercitaba Carlos. El maestro Bredemers llegó a ocupar un lugar importante en el círculo íntimo del Emperador, al que acompañó a España en 1517. Fruto de la vocación musical del futuro emperador sería la canción titulada Mille Regrets, su favorita, composición de Josquin Deprés, incluida en el tratado de Luis de Narváez, titulado El Delfín de la música, Valladolid, 1538, arreglada para vihuela de mano, de la que se incluyen las partituras. La música siguió ocupando un lugar central durante su retiro en Yuste, acompañando a los chantres en sus cánticos, y controlando todo lo relativo a su capilla. El maestro Francisco Guerrero viajó desde Sevilla a Yuste, llamado para alguna misión relacionada con la música.1