La figura hispánica del caudillo, del latín caput, cabeza, inaugura un mundo político de imágenes, cuya construcción es cuestionada aquí.
El tipo ideal nunca aparece en la historia de forma pura. Por eso la obediencia de los mexicanos a Lázaro Cárdenas, la obediencia de los españoles a Francisco Franco y la obediencia de los argentinos a Juan Perón se debe fundamentar al mismo tiempo en el carisma, la tradición y las leyes. Pero las proporciones son muy distintas. La revolución institucional bajo el mandato de Cárdenas se puede aclarar más fácilmente con el de tipo legal, o mejor dicho, burocrático. El cuño del bando nacional en la guerra civil española muestra similitudes especiales con el tipo tradicional. El peronismo, bajo el doble mando de Perón y Evita, por último, no sería más que un fenómeno místico si no se pudiera acceder a el desde el carisma.