LA MUJER DEL SOLDADO
Le recibí llorando de alegría. Contra remedia amoris II. Las antiguas llamas III. Cárcel de amor IV. Colombina
Regresaba tan sucio y tan hambriento
que a cualquiera le habría dado asco.
Sucio de sangre propia y extranjera
el uniforme; hambrienta la mirada
de un cuerpo de mujer que le esperase.
Besé el barro y la sangre de su boca
y lamí sus heridas como un perro.
Le amaba. No podía darme asco.
No me importó siquiera que rompiese
con un brusco deleite aquellas medias
de seda que agotaron mis ahorros.
No sería capaz de preguntarle
si tuvo miedo y si pensó en la huida.
Le tenía de nuevo. Había vuelto.
Y todo lo demás no era importante.
El incrédulo
Enigma
Una sombra
Tradición
El forastero
El indulto
La condición
El mensajero
La renuncia
Mesías
Necrófila
Juego sucio
Desnudo de mujer
Línea caliente
La croupier
El pervertido
En público
La Cava
Gambito de dama
Margarita de Provenza
La mujer del soldado
Judit
La princesa loca
Galatea