Para algunos, una edición de lujo de El Capitán Trueno.
Una lenta, aunque perceptible, evolución va adueñándose muy pronto de su dibujo, y el gusto por el detalle -tan querido por Fuentes Man- irá subordinándose al tema principal de la viñeta, consiguiendo una composición unitaria y coherente; con ello su dibujo da ese paso interno que distingue a los verdaderos maestros.
De hecho, Fuentes Man va limando poco a poco aquella rigidez de los primeros dibujos, consiguiendo que sus figuras se muevan y respiren a pesar de ciertas distorsiones anatómicas siempre presentes en su obra.