Todos, detractores y partidarios, creen que la globalización es la fuerza clave para el cambio de la vida económica y social, y que las opciones socioeconómicas de cada país se ven limitadas por las exigencias de la «competitividad» internacional. Sin embargo, como demuestra TURNER en este desmitificador ensayo, gran parte de lo que se supone o se teme se basa en una confusa teoría económica y en una errónea interpretación de los hechos: el capitalismo global no es el impulsor de la destrucción medioambiental y de la desigualdad entre naciones, ni tampoco un camino sin tropiezos hacia un nirvana económico, pero bien guiado, sobre todo por la política, puede contribuir a la prosperidad y al desarrollo de todo el planeta.