Argumento de Callejero Sentimental de Valladolid
El paseante de este "Callejero sentimental de Valladolid" confiesa que prefiere la denominación vieja de algunas calles, pero debe de ser el único que reconoce por escrito tener tales gustos. Se justifica diciendo: "Tampoco pasa nada por ello. No es mal año de garbanzos."
Hay rúas que el funcionario paseante coloca o pone en servicio por las mañanas, piedra a piedra, adoquín tras adoquín, a las siete de su madrugada, encendiendo también las farolas, para que circulen los peatones y coches, de camino a su trabajo cotidiano.
Son todas calles legañosas por la mañana, hambrientas a las tres de la tarde, que nuestro paseante pisa como si tal cosa. Con bufanda, en enero, y sudando el sobaco, en julio, pin piano, ida y vuelta, como algunos cantes flamencos.
Han cambiado las calles, claro, pero en Valladolid, mirando al pasado, nada es lo que era.0