Argumento de Caligrafías del Deseo
Ginés Bonillo, como poeta, se refugia en toda su profundidad al leerlos en voz baja, si es posible solos, como si nos metiéramos dentro del libro y paseáramos entre las laberínticas sinuosidades del manuscrito, deseosos de entender y compartir esa caligrafía personal que, no obstante serlo, y sin saber por qué, a los lectores nos parece nuestra. He ahí otra virtud del poemario: son poemas táctiles, cercanos hasta la pertinencia-pertenencia. Esta poesía se convierte, así, en válvula de escape para su autor, un método casi cartesiano de reinterpretación de la realidad, pero no tanto (o no siempre) la Realidad Real, sino esos pequeños hechos cotidianos que conforman la Otra Realidad, la subjetiva. Si la belleza del paisaje es subjetiva, la poesía de Ginés Bonillo nos viene a delatar que dentro de esa subjetividad nada hay más objetivo que la voz del poeta, su caligrafía única y a la vez múltiple, su deseo de trascendencia desde lo intrascendente.0