Marcela es una triunfadora pero no soporta la servidumbre del éxito. Siempre rehúye de la fama y procura refugiarse en lo que más le importa. Entre sus numerosos amigos, cosmopolitas exiliados en las ciudades del mundo, ella es la vigilante de la memoria común, la que sabe conservar tibia y dulce la nostalgia de un mundo que todos van perdiendo. Pero Marcela es también una reina prisionera. De sus recuerdos, que guardan el silencio de un crimen. De sus sueños, en donde sigue ardiendo ese manojo de cartas manuscritas que causaron la tragedia. De los sentidos del cuerpo, a los que ve como calabozo del amor. Y, finalmente, de un presagio, dictado por un viejo babaloche, santero negro y achinado, que anticipó el desenlace oculto de su vida. Zoé Valdés, finalista del Premio Planeta 1996 con Te di la vida entera, nos sorprende de nuevo con su soberbio dominio del lenguaje para conducirnos a través de una inquietante pasión que sólo puede poseer aquello que devora. En Café Nostalgia, la sumisión del ser amado es la turbulenta y hermosa corazonada de un abismo del que no se podrá volver.