Parece que España no es una «unidad de destino» sino una marca. ¡Como lo oyen! «Niño: ¿tú de dónde eres?» «Yo soy de la marca registrada "España", que no tiene aditivos ni conservantes.» Y parece que esa «marca España» puede sufrir grandes perjuicios en su credibilidad y competitividad en los mercados internacionales por actos altamente antipatrióticos, como manifestarse contra los recortes de los derechos laborales, plantarse ante el Congreso de los Diputados diciendo que no nos representan, publicar artículos ofensivos contra la política económica del gobierno o escarbar en los contenedores de basura buscando comida como si fuéramos unos muertos de hambre. ¡Nosotros, que fuimos hasta hace bien poco reserva espiritual de Occidente y martillo de Trento! ¡Por favor!...