Hace ahora casi diez años, la exposición Pre-Gordillo goes to Paris se convirtió en uno de los primeros homenajes de la ciudad natal al artista. La muestra fue considerada como un acontecimiento pictórico en la ciudad, pues permitía poner en valor más de 150 obras realizadas por el artista en su primera época. Ahora, una década después, Sevilla vuelve a plantear una exposición de Luis Gordillo intentando mostrarle el respeto por su prestigiosa carrera. El lugar elegido, las salas del Real Alcázar sevillano, es un lugar privilegiado para un gran artista.
La obra pictórica de Luis Gordillo se conforma en los años sesenta recogiendo tres influencias básicas: el informalismo, el arte Pop y el geometrismo. Con estos elementos, algunos contradictorios, configura un estilo, ya propio, en los setenta que ha tenido una fuerte influencia sobre artistas de las siguientes generaciones. Ha utilizado la fotografía desde los años setenta y posteriormente el ordenador como maquinaria de disección y análisis del proceso pictórico.
La elección de las Cabezas de Luis Gordillo, como argumento troncal de la exposición, responde al deseo de mostrar una de las temáticas más constantes en la trayectoria del artista. A veces en primer plano y en ocasiones sumergidas entre sus múltiples propuestas, las Cabezas siempre han acabado por aflorar a la superficie de tramo en tramo, como tomando aire, para después volver a permanecer en letargo hasta otro posterior despertar.
Esta línea queda patente en la selección de piezas que la exposición propone. Junto con el gran bloque de sus primeras Cabezas, realizadas a mediados de los años sesenta, y que suponen una aportación histórica al pop español, se mostrarán aquellas otras, igualmente carismáticas, que desarrolló durante los años setenta y ochenta, como el Trío gris y vinagre y Serie Luna. Apartado especial merecen igualmente las creadas en las últimas décadas, en las que de nuevo vuelven a surgir, de tanto en tanto, esas cabezas llenas de fuerza y con todos los registros del lenguaje pictórico de Luis Gordillo. La última obra de esta exposición, terminada hace escasos meses, ¿Es esto el futuro?, refleja toda la complejidad irónica y riqueza de su planteamiento artístico.
Abarcando los últimos cincuenta años, Cabezas. Luis Gordillo en el Alcázar se centra en el uso del rostro humano y humanoide como un medio para explorar las preocupaciones de largo alcance. Convincente y estimulante, su trabajo pone ideas en juego sobre el psicoanálisis, la historia, el voyeurismo, la sexualidad o la violencia. De esta forma, reflexionando sobre sí mismo, Gordillo nos pone ante el difícil dilema de mirarnos y sentirnos ante el espejo de nuestras vidas.