La distribución de los tiempos de ocio, sobre todo de las personas que habitan
en las grandes ciudades, está cambiando. La vida laboral y extralaboral se ha
colmado de pequeñas pausas. Las nuevas generaciones entremezclan producción y
entretenimiento de manera muy diferente de las generaciones anteriores. Su
mundo está repleto de micropausas que coinciden con el tiempo de ver un video
en Internet o consultar un blog. El ocio se ha vuelto intersticial, se escurre
entre las tareas para el colegio, en los tiempos de espera, durante los cortos
desplazamientos. Con la aparición de estas burbujas de tiempo, los nuevos
medios y los dispositivos móviles juegan un rol protagónico en la vida de las
personas y en su consumo cultural. La recepción móvil sobre todo favorece el
empleo de estas burbujas para acceder e incluso producir y distribuir
contenidos que, generalmente, son brevedades.